lunes, 23 de noviembre de 2015

Cuando viene la tormenta....

".... En ese momento de la historia todo iba bien... Quien más quien menos todos confiaban en que Dios les era propicio. Pero Jesús alerta: todo esto se hundirá, vendrán momentos difíciles que serán de prueba. Ojo entonces. Hay que estar alerta para no perder de vista a Jesús.
Esta escena me recuerda las grandes catástrofes en que las ultitudes huyen del desastre. En su carrera se buscan los unos a los otros con ansiedad, preguntan y no pueden dejar de cuidar de sí mismos porque la situación es desesperada. Pensemos en un terremoto, un tsunami o un gran atentado terrorista. En el caminar de la fe pueden pasar cosas semejantes. Hay momentos de sosiego, pero no faltan tampoco los de sufrimiento. Vamos a ellos. Porque es ahí donde se forja la fe. San Agustín, explicando el valor de la predicación, lo comparaba al vaso que forma el alfarero. Decía que el cristiano se modela con la predicación, pero se cuece (es decir, alcanza consistencia), con las dificultades de la vida diaria. Cuando la vivencia evangélica es probada entonces de consolida.
Hemos de reconocer nuestra dependencia de Dios y corresponder con el agradecimiento. Saber que Dios está con nosotros en todo momento. Hay que pertrecharse de la verdadera esperanza; confianza en Dios que hemos de vivir cada día, en la cotidianeidad. Así, cuando venga la noche oscura no dudaremos de que Dios está con nosotros".

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