miércoles, 19 de marzo de 2014

Felicidades papás, Pepes y Pepas!!




.... “Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”, así de simple y así de envidiable. Si esta mañana hubiéramos comenzado el día –tú y yo- pensando en primer lugar qué es lo que quiere el Señor hoy de nosotros, el día hubiera sido muy distinto. ¿En qué pensaría David cuando oyó la profecía de Natán: “afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza”? Pensaría, seguramente, en un rey poderoso de una nación fuerte, en grandes conquistas, en formar él solo el grupo de los G8, en riquezas, comodidades, bendiciones,… pero si viese a su descendiente: un artesano que se casa con una mujer embarazada, que andará de acá para allá para empadronarse, huir de Herodes, trabajando humildemente, entonces David pensaría que Natán no había escuchado la palabra de Dios, sino que habría tenido una pesadilla tras un atracón de cordero. Sin embargo, “la promesa está asegurada” pues la pieza que da sentido a el plan de Dios no es el poder ni la prepotencia sino hacer en cada momento lo que hay que hacer, con cariño, con decisión, con valentía, sin buscar componendas o satisfacciones personales. Si colocas en tu vida a San José descubrirás que tiene sentido el día a día, cada momento en que haces lo que Dios quiere aunque te cueste trabajo, y que cada acto -que a lo mejor no hace ningún ruido y sólo tú y tu ángel de la guarda conocéis- tiene sones de eternidad. Por eso San José es el patrono de la buena muerte que acerca sin ruido al encuentro con Dios, y de los seminarios donde se tiene que aprender a dejar de ser uno mismo para reflejar solamente a Cristo.
 Publicado en Comentario a las Lecturas

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