Clausura del cursillo 582 de Málaga
EL ESPÍRITU DEL SEÑOR NOS COBIJÓ A TODOS
Málaga, 3 de marzo de 2013.- La clausura de un Cursillo de Cristiandad en
cualquier parte del mundo siempre es motivo de júbilo. Los cursillistas
culminan tres largos días de emociones espirituales que son originadas por su
íntimo encuentro con Jesús; al mismo tiempo, el equipo de cursillo concluye la
jornada con el corazón fresco, lleno de ilusiones y con la firme convicción de
que nuevos hermanos inician el camino de la conversión.
Pero, quizás la máxima expectativa en una clausura la
tienen los familiares, amigos y asistentes, que esperan con una flor en la mano
y con su corazón palpitante la salida de
los cursillistas, que traen su cara transformada por la alegría y cuyas bellas
palabras de agradecimiento para con el Señor no dejan de sorprender. Es el
Espíritu que habla a través de ellos y que alimenta el alma de todos los
asistentes.
“Dios nos ha tocado”
En estricto orden
y motivados por María Jesús Morito, coordinadora del equipo, empezaron a salir
los testimonios, a difuminarse en el ambiente las palabras y a tocar el corazón
de jóvenes y mayores.
“Empezamos poco a
poco, a sentirnos mejor, a encontrar a Dios. Él nos ha tocado. Estamos llenos,
no se puede explicar con palabras”. Un breve silencio y se escucha otro testimonio: “antes llevaba la sonrisa puesta,
ahora me sale sola”. Se desborda la alegría y continúan las palabras: “En mi
grupo venía gente vacía, sin fuerzas, en soledad, no sabíamos a qué veníamos;
ahora nos vamos llenos, con fuerza, acompañados, colmados de Jesús”.
“Venía
como la higuera sin fruto”, aseguró otro participante, “ahora me voy preparando
la segunda cosecha, que sí va a ser fructífera”. Y así uno a uno abría con
sinceridad su corazón: “ojalá fuera otra vez jueves por la noche, para volver a
empezar”, “gracias porque soy una privilegiada”, “lo que hoy me define es la
alegría”, “ya se cual es el camino, cual es la autopista y quiero seguirla con
fidelidad”, “no estaba descarrilada, estaba fuera del tren, por fin he sentido
a mi iglesia”, “ahora llevo el maletín preparado”.
También hablaron
cursillistas de otros grupos, de años anteriores, de una vida entera en la
Escuela, y el común denominador de todos era la alegría, la paz, el amor que
cambia los corazones y que nos acerca a la verdad del Evangelio.
“De ser ateo
confeso, llegué al señor y a su misericordia, ahora sé que es la única VERDAD
con mayúsculas”, afirmó uno de los antiguos. No faltó el testimonio del Diácono
Andrés, que pronto se ordenará Sacerdote: “Que suerte tenemos, el Señor nos ha
escogido, somos sus predilectos”.
Al final los curas
Fernando y Pepe Amalio nos invitaron a continuar, a empezar el cuarto día, ese
que dura toda la vida, a confiar en el Señor y no en nuestras miserias y
debilidades, a trabajar por el Reino de Dios. “No tengáis miedo” dijo Fernando,
a su vez que Pepe Amalio nos invitó a “bajarnos de los pedestales”, como en su
momento tuvo que hacerlo Pedro, el predilecto del Señor, sólo así descubriremos
la verdad y seguiremos el camino.
Amén y hasta la
próxima clausura.
Martha G.
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