El papa
Francisco invita a no tener nostalgia de las
cebollas de Egipto
Roma, 2 de julio de 2013 / Ver: www.zenit.org
Lecturas de la Misa de hoy: Génesis 19,15-29 / Mt
8,23-27
El cristiano está llamado a ser valiente en su propia debilidad. Así lo
dijo el papa Francisco este martes en la misa diaria celebrada en la Casa Santa Marta.
Añadió que, a veces hay que reconocer que somos débiles y por eso tenemos que
huir sin nostalgia del pecado, sin mirar atrás.
No ser lentos y
escapar
En su homilía, el santo padre tomó el ejemplo de las
lecturas de hoy para detenerse en cuatro "posibles actitudes en
situaciones de conflicto, en situaciones difíciles". La primera actitud es
la de la "lentitud" de Lot. Él, explicó, se decidió a abandonar la
ciudad antes de que fuera destruida, pero lo hace lentamente. El ángel le dice
que corra, pero no está en él la capacidad de separarse del mal y del pecado".
Nosotros, continuó, “queremos salir, estamos decididos pero hay algo que
nos tira hacia atrás", y así es Lot, que empieza a negociar incluso con el
ángel:
El ángel, agregó, luego dice "no mires atrás",
para escapar y mirar hacia adelante. Aquí, dijo, hay un consejo para vencer la
nostalgia del pecado. Pensemos en el Pueblo de Dios en el desierto, subrayó:
"Lo tenía todo, las promesas, todo". Sin embargo, "estaba la
nostalgia de las cebollas de Egipto" y esta "nostalgia les hizo
olvidar que aquellas cebollas las comían en la mesa de la esclavitud". Era
“la nostalgia de volver, volver". Y el consejo del ángel, añadió el papa,
"es sabio: ¡No mires hacia atrás! Ve adelante". No hay que hacer como
la mujer de Lot, hay que "cortar cada nostalgia, porque también existe la
tentación de la curiosidad":
"Ante el pecado, huir sin nostalgia. ¡La curiosidad no
ayuda, sino que daña! ‘Pero, en este mundo tan pecaminoso, ¿cómo se puede
hacer? Pero, ¿cómo será este pecado? Me gustaría saber...’. ¡No, no lo hagas!
¡La curiosidad te hará daño! ¡Huye y no mires atrás! Somos débiles, todos, y
tenemos que defendernos.
Sin miedo y con
valentía
La tercera situación se da sobre el barco: es el miedo.
Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas.
‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es
una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor".
Hay una tentación que dice que es "mejor quedarse
aquí", donde estoy seguro. "Pero esto --advirtió-- es el Egipto de la
esclavitud!". Tengo “miedo de seguir adelante, tengo miedo de hacia donde
me llevará el Señor". El temor, sin embargo, "no es un buen
consejero". Jesús, añadió, "muchas veces, ha dicho: '¡No tengan
miedo!'. El miedo no nos ayuda". La cuarta actitud, dijo, "es la
gracia del Espíritu Santo." Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los
discípulos en la barca se llenaron de temor. "Siempre, ante el pecado,
delante de la nostalgia, ante el temor", debemos volver al Señor.
"Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da
estupor, tan hermoso, por un nuevo encuentro con el Señor. ‘Señor, tengo esta
tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la
curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo’. Y ellos vieron
al Señor: ‘¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!' Y llegó la sorpresa del nuevo
encuentro con Jesús. No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes,
valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y
nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás,
para no caer en la mala nostalgia. ¡No tener miedo y mirar siempre al
Señor!"
(02 de julio de
2013) © Innovative Media Inc.
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PARA REFLEXIONAR:
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Curioso,
extraño... una invitación a huir, a escapar... = ¿Qué te parece?
-
¿Qué
retenía a Lot para no escapar aprisa?
= ¿Qué me retiene a mí?
-
¿Por qué
miraba la mujer de Lot para atrás?
= ¿Cuál es mi “mirar para atrás?
-
¿Cuál es
mi “quedarse aquí?
= ¿Por qué me da miedo avanzar?
-
En medio
del mar revuelto en que vivo... = ¿Me fío
yo del Maestro?
Lectura del libro del Génesis 19, 15-29
Y, como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron:
-«Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.»
Lot les respondió:
-«No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.»
Le contestó:
-«Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.»
Por eso la ciudad se llama La Pequeña.
Cuando Lot llegó a La Pequeña, salía el sol.
El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.
La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno.
Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.
Palabra de Dios.
Sal 25, 2-3. 9-10. 11-12
R. Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad.
Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame, ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino llano; en la asamblea bendeciré al Señor. R.
EVANGELIO
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma
Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 23-27
Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
-«¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo:
-«¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
-«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot:
-«Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma.»Y, como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron:
-«Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.»
Lot les respondió:
-«No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.»
Le contestó:
-«Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.»
Por eso la ciudad se llama La Pequeña.
Cuando Lot llegó a La Pequeña, salía el sol.
El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.
La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno.
Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.
Palabra de Dios.
Sal 25, 2-3. 9-10. 11-12
R. Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad.
Escrútame, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo ante los ojos tu bondad, y camino en tu verdad. R.
No arrebates mi alma con los pecadores, ni mi vida con los sanguinarios, que en su izquierda llevan infamias, y su derecha está llena de sobornos. R.Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame, ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino llano; en la asamblea bendeciré al Señor. R.
EVANGELIO
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma
Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:
-«¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»
Él les dijo:
-«¡Cobardes! ¡Qué poca fe!»
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados:
-«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»
Palabra del Señor
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