El pasado
viernes, 8 de Febrero, celebramos la Eucaristía por el alma de nuestro buen
amigo Paco Castro, miembro de nuestra Escuela de Málaga.
Normalmente
hubiera sido lo que siempre decimos: “Una Misa de difuntos”. Pero no, no fue
así, fue… “UNA MISA DE GLORIA”.
Paco ha pasado
por la Escuela del M.C.C. metiéndose suavemente en los corazones de cada uno de
nosotros. Así hacía todas las cosas, con mucha suavidad, mucha paz, sin pedir
nada a cambio y con una sonrisa que nunca, ni en sus momentos difíciles, se le
borraba.
Siempre al
servicio, no había que encargarle nada, pues él se ofrecía antes de que se lo
pidiéramos.
Desde que
entró en la Escuela raramente faltó a ninguno de sus actos.
En las últimas
semanas estaba delicado y con frecuencia nos comentaba la gran felicidad que
había supuesto en su vida el encuentro con el Señor en un cursillo (en el que
tuve la suerte de compartirlo con él, como coordinadora. Después compartimos
varios más como equipo). También comentaba lo positivo que había sido el
integrarse en la Escuela, la alegría y la paz que sentía a pesar de estar
enfermo, y cuánto nos quería.
No ponía
límites a su generosidad y entrega a los demás.
Dos días antes
de morir participó en la Eucaristía de la Escuela y sintió, según sus palabras,
una gran y especial emoción… ¡Claro! Era su última Eucaristía en la Escuela.
Nosotros no lo
sabíamos…pero Dios sí….y a los dos días le hizo el regalo de llevárselo con El
con mucha paz y a nosotros nos hizo el regalo de vivir su MISA DE GLORIA.
Allí
se respiró, en el silencio, la Presencia del Señor y también la de Paco con las
palabras que pronunció su párroco, con mucho cariño, contándonos su labor y
entrega en la parroquia y la amistad que los unía.
También dos
miembros de la Escuela, con la voz entrecortada, pero con mucho amor,
recordaron su paso por nuestro M.C.C. Allí estaba casi toda la Escuela en pleno
para decirle “hasta siempre”
Nos despedimos
de Paco con la canción “De Colores”, llenos de sentimientos, de alegría por
saber que descansaba en paz junto al Padre y de tristeza por la separación. Era
mucha la emoción que sentíamos. Algunos
no pudimos terminar la canción.
Yo pensaba:
“Así me gustaría que fuese mi Misa cuando llegue “mi momento”. Pero lo más
importante es que “me lo merezca”
Por último
todos rompimos en un emotivo y fortísimo aplauso
Ahora todos te
decimos: Paco te queremos y te recordaremos ¡DE COLORES!
Isabelina Martos
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