miércoles, 1 de enero de 2014

Fernando... de Colores!!

 Qué difícil decir esto... No hay palabras... duele... Deberíamos estar contentos, porque sin duda está en el mejor de los sitios donde se puede estar: en el cielo, en la gloria, en la paz de Dios... pero aquí nos quedamos hechos polvo....

"Año nuevo, vida nueva"

De Colores, que lo disfrutes, Fernando, que disfrutes plenamente de Dios; nosotros nos alegramos mucho por ti, pero aquí hoy lloramos porque nos dejas un vacío que no sabemos cómo vamos a llenar. Te queremos.

El velatorio tiene lugar en el Pasaje Miramar del Palo 4, 7º A. La Misa funeral tendrá lugar mañana 2 de enero a las 10.30 h en la parroquia malagueña de Ntra Sra de las Angustias situada en C/ Villafuerte 1.

Compartimos esa luz que siempre ha tenido y ahora más que nunca y algo que él escribió sobre sus creencias:



La fe que ha dado sentido a mi vida

Creo en JESÚS de Nazaret: cercano, acogedor, servidor, liberador
                                             en su vida sencilla y “con sentido”
                                              en su muerte y su resurrección, su Pascua
                                              en su Reino.

Mi fe en Cristo Jesús destaca sobre “todo lo demás”, y esto me lleva a
seguir caminando, buscando, en actitud abierta, renovándola cada día.

Creo en el Dios que se manifiesta en Jesús y nos muestra un Dios:
Padre/Madre, Compasivo, Justo/Misericordioso
que camina con nosotros, que está con los que buscan, 
que sufre y se alegra con nosotros
creador y nosotros colaboradores suyos. La creación, su mayor gloria.

Creo en el Espíritu de Jesús, que es el alma, el motor de su vida
                                               ungido por Él para su misión.
Que está siempre con nosotros, que nos da sentido, que nos ayuda a
saborear, que nos fortalece, ilumina y compromete.

Creo en el mundo: como don y como tarea, quehacer inacabado
Algo que hay que perfeccionar constantemente. Tarea nuestra.

Creo en la gente: en sus valores, que son los valores de Reino:
en la fraternidad, la convivencia, en una actitud de compartir, de servir,
de acompañar,
que me lleva a tratar a todos (mujeres y hombres) con respeto, sinceri-
dad, cariño y alegría.
Esto me lleva a adaptarme – encarnarme – lo más posible, viviendo
como vive la gente, con sencillez, cercano a ellos, eliminando privilegios, “estilos clericales” y distinciones ridículas.

Creo en la Iglesia de Jesús: como comunidad de los que creen en Él
                                             como tarea a realizar: santa y pecadora
                                             como realizadora del Reino
Por supuesto, creo que la Iglesia es misionera, evangelizadora, enviada
o no es nada. Y mi vida se va realizando en una tensión, entre lo que
viví en mi etapa misionera- africana y venezolana – y lo que vivo en
la actualidad; pero esa tensión me hace vivir en esperanza, mirando
siempre adelante, sin nostalgia, sin ataduras.

Quiero vivir esa fe en actitud de servicio siguiendo al que dijo:
“no he venido a ser servido, sino a servir”.


Creo en la comunidad: la comunidad se compone de personas concretas
Con sus vidas, sus cualidades, sus defectos, sus situaciones concretas,
Por tanto, un gran respeto por cada uno de los que la forman y un gran
respeto de cada uno por la comunidad.
Este mutuo respeto es difícil de llevar a la práctica con equilibrio.

                                     
Hay que buscar el equilibrio entre la vida personal y la comunitaria.

Creo en la comunidad, que nos debe ayudar a crecer como personas, fomentando la convivencia, la sinceridad, la comunicación,
la corrección fraterna…y evitando lo que dañe lo anterior.

Debo ser servidor de la comunidad, y eso se manifiesta en especial:
*Favoreciendo el dialogo, la escucha, la comunicación sincera, siendo agente de comunión y reconciliación.

*Ser animador espiritual de la fe, en un clima evangélico, ayudando a “leer” la vida a la luz del Evangelio. Ayudar a descubrir la presencia de
Dios, de Jesús en la vida, el sentido pleno que da a nuestra vida nuestra
fe el Él.

*Animar y presidir las celebraciones de la fe, con celebraciones vivas,
autenticas y “con sentido”.

*Animar y ejercitar la corrección fraterna y la revisión de vida.

*Convencimiento de que lo mío es “preparar el camino”, que no soy
protagonista de nada; por tanto encauzar a la gente hacia Dios prepararlos para que respondan a la llamada. Debo ser un miembro de la comunidad, no “sobre” o “fuera”, sino “en” ella.

*Ser testigo de lo trascendente, de los valores del Reino, en disponibilidad en las manos de Dios y de la Iglesia, del valor celibato por el Reino y para estar dedicado totalmente a los demás.

Creo que la vida así vivida tiene pleno sentido y vale la pena.












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