lunes, 4 de marzo de 2013


Mt 18,21-35Si cada cual no perdona a su hermano, tampoco el Padre los perdonará 
El fundamento de la relación de un cristiano con su prójimo es extensión de la relación que Dios tiene con él. Lo que Dios ha hecho con una persona, es lo que la persona tiene que hacer con sus semejantes, sus hermanos. Jesús insiste que hay que amarse mutuamente de la misma manera que él nos amó. Pablo nos recuerda que el perdón hay que hacerlo efectivo, ya que el Padre-Dios es el que ha perdonado primero. Esta parábola propia de Mateo, colocada como conclusión del discurso sobre la comunidad, es una verdadera exhortación al perdón. La comunidad vive no porque no cometamos errores o no nos ofendamos, sino porque somos perdonados y perdonamos. El mal, en lugar de dividir y aislar al uno del otro, debe superarse en el perdón reciproco. Precisamente donde hay comunidad huye el mal ¿y de dónde podría huir sino de ella, desde el momento en que toda la ley se compendia en el amor al hermano? El perdón es la victoria constante del amor. – Que durante este tiempo de Cuaresma podamos alejarnos del pecado, que divide y excluye, y pasemos a una experiencia del Espíritu, que une en el perdón, incluye y promueve la vida. 
(http://servicioskoinonia.org/biblico/130303.htm#MAR)

05/03/2013 – Martes de la 3ª semana de Cuaresma

PRIMERA LECTURA
Acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde
Lectura de la profecía de Daniel 3, 25. 34-43
En aquellos días, Azarías se detuvo a orar y, abriendo los labios en medio del fuego, dijo:
- «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados.
Que éste sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, no nos defraudes, Señor.
Trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia.
Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor.»
Palabra de Dios.
Sal 24, 4-5ab. 6 y 7bc. 8-9
R. Señor, recuerda tu misericordia.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: 
haz que camine con lealtad; enséñame, 
porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; 
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; 
hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
EVANGELIO
Si cada cual no perdona de corazón a su hermano, tampoco el Padre os perdonará
Lectura del santo evangelio según san Mateo 18,21-35
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús:
- «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
- «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El empleado,arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo."
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes."
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré."
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la Perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Palabra del Señor

No hay comentarios:

Publicar un comentario